El aire en la Tierra

Los astrónomos opinan que la atmósfera del planeta ha ido cambiando a lo largo de 4 mil, 500 millones de años. También señalan que en un tiempo, la Tierra no tuvo atmósfera; ésta apareció conforme el planeta, después de transformarse, se fue enfriando y se combinaron los gases provenientes del centro del planeta, el agua de los océanos y los gases que produjeron los primeros seres vivos.

La mayoría del oxígeno fue producido por las plantas verdes microscópicas, tanto en la Tierra como en el mar. Cuando en la atmósfera hubo suficiente cantidad de oxígeno respirable, aumentaron las posibilidades de diversificar las formas de vida en el planeta, hace más de 570 millones de años.

Capas de la atmósfera

La atmósfera protege la vida del planeta de varias maneras. Por una parte, filtra la energía que proviene del Sol, regresando al espacio los rayos que producen graves daños a los seres vivos. La capa de ozono, otro gas que se encuentra en la atmósfera, es como una pantalla que nos protege de los rayos ultravioleta, causantes de cáncer en la piel. El aire de la atmósfera y las corrientes marinas mantienen el equilibrio climático del planeta e impiden que haya cambios bruscos de temperatura. Una de las funciones más importantes del aire es que hace posible la circulación de muchos de los componentes que sostienen la vida de todo el planeta.

El aire también transporta nutrientes al fondo que se disuelven en el agua; así los organismos acuáticos pueden respirar y realizar sus funciones vitales.

A veces, la dirección de los vientos y la velocidad que adquieren se combinan de tal manera, que se convierten en una fuerza destructora creando lo que conocemos como huracanes, ciclones, tifones o tornados, que ponen en peligro la vida.

Es sabido que los vientos transportan toneladas de tierra de un lugar a otro perjudicando al suelo y se responsabiliza al viento por ello, pero para que esto suceda es necesario que el aire encuentre a su paso áreas de tierra seca, sin árboles y pobre en vegetación, lo que casi siempre es causado por el ser humano.

Los fenómenos con fuerza destructiva también obedecen las leyes de la naturaleza. La contaminación del aire, por ejemplo, se produce cuando la atmósfera se sobrecarga con gases y sustancias como bióxido de carbono, óxidos de azufre, plomo y mercurio, por mencionar algunos.

Algunos contaminantes como los óxidos de azufre, al combinarse con la humedad del aire y la lluvia, se vuelven sustancias ácidas, que caen a la tierra junto con la lluvia; es la lluvia ácida que se ha convertido en un problema mundial, ya que el viento la transporta a todos los lugares del planeta, causando graves daños a los seres vivos, principalmente a las plantas.

Muchas actividades humanas en los últimos dos siglos han creado verdaderos riesgos para el equilibrio del planeta y para la vida. Muchos de ellos pueden erradicarse con una conducta de respeto a la vida y con acciones que moderen el uso de los recursos.