Sociedad y desastres
Los desastres forman parte de las experiencias
más difíciles para la vida de las personas, ya que
sus consecuencias sociales van desde la pérdida de vidas
humanas y la afectación emocional o psicológica de
las víctimas, hasta la pérdida costosa de bienes materiales.
Los desastres ocurren en casi todas las regiones y países
del mundo y son causados por fenómenos naturales, otros por
la intervención accidental o premeditada de los seres humanos.
Se sabe que algunos de los fenómenos naturales como los
terremotos, las erupciones volcánicas y los tifones, no pueden
ser prevenidos, pero se puede hacer y se está haciendo mucho
para reducir tanto la pérdida de vidas humanas como los daños
que se ocasionan en las construcciones, las propiedades y en el
patrimonio social en general.
Algunas acciones necesarias que los expertos en desastres recomiendan
y que sólo en algunos países desarrollados se han
llevado a cabo son:
- Elaboración de mapas de riesgo de ciudades y
áreas circundantes, que deben ser tomados en cuenta para
decidir qué y cómo construir
Hoy en día existe un movimiento, que no para, de personas
hacia los centros urbanos, considerados zonas de alto riesgo.
Llevadas por el desempleo y la miseria en las áreas rurales,
las personas ocupan terrenos propensos a desastres en los márgenes
de las ciudades: pendientes inestables, quebradas y riberas
de ríos, edificaciones de construcción limitada
y con pésimo mantenimiento.
Las inundaciones, uno de los desastres más
frecuentes, son causadas por la disminución de la absorción
del agua en la superficie, por el concreto y la compactación
del terreno en las ciudades; los trabajos de ingeniería
que cambian el curso de los ríos y debilitan los sistemas
de drenaje urbano, son también factores que provocan
inundaciones repentinas e inesperadas.
En un terremoto, otro de los desastres más
frecuentes y destructivos, el 80 por ciento de las muertes se
debe al derrumbamiento de los edificios y casas. Las edificaciones
de ladrillo sin refuerzos de concreto son peligrosas, por otro
lado, existen muchas viviendas de madera y de otros materiales
que las hacen frágiles frente a un desastre.
Ante ello los reglamentos de construcción deben ser
estrictamente aplicados. Los ciudadanos y las autoridades deben
vigilar la acción de los planificadores de desarrollo
y evitar el uso de áreas propensas a peligros.
- Elaboración de planes preparativos para desastres,
en los que participen organizaciones sociales, hospitales, escuelas,
grupos de mujeres, de jóvenes y de otros
Estas acciones no requieren ser costosas. La conciencia pública
debe actuar a favor de la prevención y acción
solidaria en caso de desastres. La experiencia del sismo de
septiembre de 1985 ocurrido en la Ciudad de México demostró
la gran capacidad de la sociedad para enfrentar los momentos
de dolor y angustia posteriores al sismo, ayudando de muchas
formas; las personas aportaron su fuerza y voluntad para levantar
a la ciudad.
Cuando se combina el esfuerzo de los habitantes con la voluntad
política de las autoridades se tienen mejores resultados.
- Instalación de sistemas de alarma eficientes
Alertar a la población de un desastre, con la mayor
anticipación posible, reduce considerablemente sus consecuencias.
Debe exigirse el uso de los avances tecnológicos para
ganar tiempo a los desastres.
Los aspectos mencionados son importantes. Pero algo todavía
más importante es un cambio de actitud en
la población. Muchos de los desastres son resultado de nuestras
propias faltas y frente a los desastres que no podemos prevenir,
podemos evitar la pérdida de muchas vidas y de gran destrucción,
si llevamos a cabo e influimos para que se cumplan algunas de las
acciones anteriores. Los preparativos para un desastre deben formar
parte integral de todo desarrollo social. |